Un congreso internacional analiza cómo convergen con el sexismo otras formas de exclusión y dominación, como clave para diseñar políticas de intervención más complejas y efectivas
Alejandra Germán (licenciada en derecho especialista en género) y Lohitzune Zuloaga (socióloga experta en políticas de seguridad)
El día 12 de julio concluyó
en Oñati (País Vasco), el Congreso Internacional sobre Violencia de
Género: intersecciones organizado conjuntamente por el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati,
la Universidad del País Vasco y el Centro de Criminología y Justicia
Criminal de la Universidad de Manchester, y que durante tres días
congregó en la pequeña localidad vasca a casi 200 personas provenientes
de diversos países de Europa, América Latina, África o Sudeste Asiático.
Sin duda, toda una muestra de dedicación y compromiso con los derechos
de las mujeres que este centro de referencia internacional hace patente
en su agenda, marcada siempre con una clara perspectiva de género y una
organización a la altura.
Ante la constatación de que a pesar de las reformas legales operadas
para prevenir y sancionar la violencia de género la idea que subyace es
que éstas no están proporcionando los resultados esperados, el equipo
organizador planteó un congreso internacional para analizar más en
profundidad las causas de la violencia de género. Lo hizo proponiendo
repensar los marcos conceptuales sobre los que debatir sobre la
violencia contra las mujeres y partiendo de que un buen abordaje de la
temática podía darse desde la noción de interseccionalidad. Pero, ¿qué
significa hablar de interseccionalidad?La interseccionalidad como instrumento de análisis
La violencia de género, tal y como se refiere la Ley Integral contra la Violencia de Género (LO 1/2004), “se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión”. Pero esta forma de violencia puede a su vez converger con una multitud de factores de desigualdad que es necesario tomar en consideración, como pueden ser la religión, la cultura, la etnicidad, la sexualidad, la nacionalidad o la discapacidad.
Para Gemma Varona, investigadora del Instituto Vasco de Criminología, abordar la violencia de género desde la perspectiva de la interseccionalidad “implica sopesar muy diversas variables. Solo desde esa integración, que fomente la pluralidad de enfoques, se podrá avanzar en la investigación, lo cual no implica que sus resultados tengan un impacto en las políticas públicas. La desigualdad y el patriarcado, como factores estructurales, no pueden por sí solos explicar que la mayor parte de los hombres no son violentos, ni tampoco pueden explicar casos concretos de violencia de género, muy diversos entre sí”.
Raquel Guzmán, socióloga de la Universidad de Sevilla, entiende que hablar de interseccionalidad es hablar de un cambio de paradigma que tiene fuertes implicaciones tanto en la comprensión del fenómeno de la violencia de género como en la adecuación de las estrategias políticas para combatirlo: “desde la interseccionalidad no basta con evidenciar el ‘sufrimiento’ de la mujer, debemos entender el lugar, el contexto, las implicaciones que las diferencias de las diferentes mujeres y personas manifiestan frente a un fenómeno. La interseccionalidad propone fundamentalmente ir más allá de las consecuencias del patriarcado en las diversas formas de violencia, pues existen otras matrices de dominación, como son el (hetero)sexismo, el racismo o el clasismo, que tienen una injerencia interseccional en los procesos de exclusión y dominación que caracterizan a la violencia de género. Considero además, que la interseccionalidad es una herramienta que nos aleja de las fórmulas fáciles y esencialistas que tantas veces nos han criticado a las feministas al centrarnos sólo en los análisis de género, al mismo tiempo que nos provee de una fuerza crítica que nos puede ayudar a dar esa vuelta de tuerca a los análisis sobre la erradicación de la violencia de género, que tiene rostros interseccionales y no sólo de mujer en singular”.
Pikara Magazine 02/09/2013
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